Galway una ciudad de encanto donde impera la música y la cultura

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Esta ciudad no deja indiferente a nadie, tiene un encanto que cuesta mucho describir, es de aquellas ciudades que volverías a visitar muchas veces.

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Llegamos a Galway muy tarde sobre las nueve de la noche, muy cansados y hambrientos, después de un día de haber visitado el Parque Nacional de Killarney y la península de Dingle con muchos kilómetros de coche. Al aparcar el coche muy cerca del centro histórico de Galway y empezar a caminar por las callejuelas que nos llevaron a la Shop Street, la calle principal y más carismática que define la ciudad, nos dimos cuenta de que estábamos pisando una ciudad con una gran personalidad y con un encanto especial.

La calle estaba en plena ebullición, en sus mejores momentos para disfrutar de ella, pero el hambre nos apretaba. Tuvimos suerte de encontrar un restaurante en esta misma calle que disponía de una mesa libre para cenar, así que no miramos más y allí cenamos. No recuerdo su nombre, pero cenamos muy bien, tan bien que al día siguiente volvimos a cenar en él, ya que después mirar la oferta de varios de la zona, nos pareció que era la mejor opción.

En Galway, teníamos planificado pasar dos noches, un día para visitar los Acantilados de Moher y el Geoparque de Burren, y el segundo día para visitar Galway e ir a dormir a Bray, cerca de Dublín. Así que después de cenar nos dimos un paseo por la Shop Street, entrando en algunos Pubs, donde ofrecían conciertos de música en directo, con músicos de diferentes estilos de muy buena calidad, a cambio de tomarte una buena cerveza. La verdad es que si no quieres tomarte nada la calle está llena de músicos de muy buena calidad que ofrecen sus conciertos a los transeúntes a cambio de conseguir algunas monedas o sea que seguro que encuentras en aquella calle algún concierto que hará que tu velada sea inolvidable.

Teníamos reservado una habitación para dos noches en el Summerville B&B, que está a unos dos kilómetros a las afueras de Galway, en la que teníamos que llegar antes de las once de la noche ya que nos estaban esperando, así que no pudimos quedarnos más rato. También estábamos muy cansados, y dejamos para la noche del día siguiente, disfrutar más de este ambiente.

La noche siguiente fue una repetición casi igual a la anterior, pero la disfrutamos con mucho más tiempo y tranquilidad. Habíamos dedicado todo el día a visitar los acantilados de Moher y el Geoparque de Burren, pero no estábamos tan casados como el día antes. Para visitar con más profundidad la ciudad, teníamos planificado dedicarle una buena parte del día siguiente.

A las nueve de la mañana del día siguiente ya estábamos desayunando en el comedor del Summerville B&B, en el que nos ofrecieron un excelente desayuno, como en todos los B&B que estuvimos en este viaje, surtido de toda clase de frutas, pastas, bocadillos, tostadas… y como no el típico desayuno irlandés, compuesto por un huevo frito, una ración de beicon frito, unas salchichas irlandesas, una especie de morcilla blanca y otra negra, judías blancas condimentadas, medio tomate frito, una tostada y un café o un té. La verdad es que con este desayuno tan contundente por la mañana tienes energía para todo el día. Casi todos los días del viaje a Irlanda tomamos este desayuno, al medio día comíamos un bocadillo y por la noche íbamos a cenar bien en un restaurante. De esta forma, nos salía más económico el tema de la alimentación, aun que al final del viaje ya estábamos un poco saturados del “Irish breakfast

 Recorriendo las calles de Galway 

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Catedral Galway – 6057

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The Spanish Arch – 6051

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Barrio de Claddagh – 6052

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Bahía de Galway – 6047

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Banda Irlandesa – 6061

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Musicos callejeros 6063

Galway, es la ciudad más grande de la región de Connatch y es la capital del condado de Galway, tiene una población aproximada de 80.000 habitantes lo que podemos decir que es una ciudad manejable, ya que se puede ir caminando a la mayoría de sitios de interés turístico.

Aparcamos el coche en el paseo de la playa a unos ochocientos metros del centro de Galway, de esta forma, caminando disfrutábamos de las vistas de la bahía y nos evitábamos pagar el aparcamiento en centro de la ciudad. Después de pasear por la playa, llegamos a la zona del puerto, en el que a continuación pudimos visitar el barrio de Claddagh. Antiguamente era un pueblo de pescadores, probablemente anterior a que se fundara la ciudad de Galway. En la época medieval los habitantes de este pueblo eran todos nativos irlandeses, que vivían independientes de Galway como una especie de apartheid, solo podían acceder a la ciudad de Galway para comerciar, pero nunca podían establecerse en ella. Se gobernaban independientemente por su propio rey. En el año 1934, las casas de adobe fueron derribadas por ser insalubres y se construyeron las nuevas casas que tiene el barrio actual.

Después de visitar la zona del puerto llegamos al “The Spanish Arch“, en gaélico se nombra ¨An Póirse Caoch¨ que significa “arco ciego”, no se sabe el porqué se le llama ¨Arco español¨ se supone en alusión a las muy buenas relaciones comerciales que tenían con la Península Ibérica en los siglos XV y XVI. Este es un arco del siglo XVI que formo parte de un bastión del recinto defensivo de la ciudad.

Desde este punto seguimos el cauce del rio hasta el puente O’Brien, a partir de este punto hay un bonito paseo donde los pescadores al atardecer pescan los salmones que remontan el rio Corrib. a continuación se encuentra el “Salmon Weir Bridge” que traducido literalmente, quiere decir: ¨Puente de la presa del Salmon¨. Llegamos a la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción y San Nicolás, que es una gran mole de piedra gris con una cúpula de cobre verde. Es un monumento que no tiene gran interés arquitectónico.

Seguidamente recorrimos el centro del casco antiguo, aprovechando para realizar algunas compras recorriendo diferentes calles y callejuelas que no habíamos pasado las dos noches anteriores. Llegamos a la plaza Eyre, para volver por la calle principal la Shop Street donde el ambiente era parecido al de las noches anteriores, repleta de gente y de músicos callejeros que ambientaban a los transeúntes.

Galway, no tiene grandes monumentos, ni museos que sean de atracción turística, pero esta ciudad tiene un encanto especial que se respira en el ambiente y un sabor a la historia del pasado que con las universidades y escuelas de idiomas le da un ambiente cultural muy activo y juvenil.

Nos marchamos tristes, dado que se acercaban ya los últimos días de nuestra estancia en Irlanda y ya solo nos quedaban dos días en que los teníamos de dedicar a conocer Dublín. Esperamos en una segunda visita a Irlanda, volver a visitar Galway, como centro de estancia para visitar la región de Connatch y todo el norte de Irlanda.

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