Dublín una ciudad cosmopolita que mantiene sus costumbres y tradiciones

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Una preciosa ciudad donde te sientes acogido por el buen ambiente que se percibe en la calle, aparte de sus interesantes monumentos

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Con unos meses de antelación estuvimos buscando un hotel en el centro de Dublín, pero no sé si coincidía con alguna feria u otro evento importante, que las habitaciones que encontrábamos libres eran muy caras. Debido a esto tomamos la decisión de reservar una habitación en Hillview B&B que está cerca de Bray, y creo que fue una buena solución.

Primero, porque nos atendieron muy bien, como en todos los establecimientos B&B que estuvimos en nuestro viaje a Irlanda. Estos son establecimientos familiares que disponen de pocas habitaciones, pero los servicios que ofrecen son tanto o más altos que los que ofrecen un hotel mediano, acompañados siempre de una atención personal de muy alta calidad. Segundo, porque esto nos permitió, dejar aparcado el coche en la estación del ferrocarril de Greystones e ir en tren hasta el centro de Dublín y así no tener que preocuparnos de donde aparcar. La verdad es que también estábamos muy cansados de coche, por la cantidad de kilómetros que habíamos realizado en el viaje.

Llegamos el viernes a las seis y media de la tarde, al Hillview B&B, después de haber visitado el Powerscourt House & Gardens, que queda muy cerca. Descansamos un rato y nos vestimos para ir a cenar a Bray, pero como siempre nos pasa, los restaurantes fuera de España el horario de las cenas es de las siete de la tarde a las nueve o nueve y media de la noche como máximo. Esto hizo que no encontráramos mesa en los que estaban abiertos y termináramos comiendo en un restaurante chino. No es que tenga nada en contra de estos establecimientos, pero su tipo de cocina no son mi debilidad. Dicho esto, tampoco es que comiéramos muy mal, su servicio fue correcto dentro de su tipo de cocina. Estábamos cansados, llevamos muchos días de una gran actividad y muchos kilómetros, por ello preferimos irnos a dormir, para poder levantarnos pronto por la mañana para poder aprovechar al máximo el último día que nos quedaba del viaje, para visitar Dublín.

 Recorriendo las calles de Dublín 

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Trinity College 

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Grafton Street – 6122

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Grafton Street – 6122

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Músico en la Grafton Street -612

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St Patrick’s Cathedral – 6126

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Interior de St Patrick’s Cathedral – 6129

Nos levantamos pronto, desayunamos y nos fuimos a la estación de Greystones. Aparcamos el coche en el aparcamiento de la estación, en el que nos ahorramos el aparcamiento, ya que el sábado y el domingo son gratuitos. Cogimos el primer tren que pasó en dirección al centro de Dublín. Nos bajamos del tren en la Connolly Station, que está en pleno centro de Dublín.

Desde esta estación comenzamos el recorrido a pie para visitar los principales monumentos y atracciones turísticas que tiene esta ciudad. Por suerte Dublín no es una ciudad complicada de recorrer a pie ya que la mayor parte de los lugares de interés turístico están concentrados en el centro de la ciudad, que queda divida por el rio Liffey, que es una gran referencia de orientación.

Lo primero que visitamos fue el Trinity College, que es actualmente la universidad de Dublín. Este colegio fue fundado por Isabel I en el 1592, para evitar que los estudiantes de aquella época que deseaban estudiar, no se vieran obligados a desplazarse a otros países europeos, en el que decía la reina que les enseñaban demasiado catolicismo y que volvían influenciados de esta religión. Por esta razón, decidió construir una universidad con enseñanzas protestantes, no permitiendo la entrada a los estudiantes católicos. La educación de esta universidad se basó en el modelo de los colegios ingleses de Oxford y Cambridge. Hasta en el año 1793, no se les permitió la entrada a los católicos a la universidad. Hasta el siglo XX, fue la única universidad que existió en Irlanda.

Después de atravesar la puerta neoclásica que da acceso al Trinity College, se accede al patio principal, que está presidido por la Campanile, que es un bonito campanario del siglo XIX de estilo victoriano. Justo al lado está la estatua de George Salmon ilustre jefe o director de finales del siglo XIX. El patio da acceso a varios edificios de la universidad, el que a nosotros nos interesaba visitar era el Trinity College Library, que es el lugar más interesante que hay para visitar. Cuando llegamos, nos encontramos con una larguísima cola para poderlo visitar, que nos representaba estar dos horas haciendo cola. Nos supo muy mal no poder ver esta famosa biblioteca, porque nos habían dicho que valía mucho la pena, pero no nos podíamos permitir perder dos horas, ya que solo teníamos un día para ver Dublín y la lista era larga. Esperamos que la próxima visita que realicemos a Irlanda la podamos visitar.

Dejamos el Trinity College y seguimos por el centro de la ciudad, cruzando de norte a sur por la Grafton Street hasta llegar a St Stephen’s Green. La Grafton Street, es una vía peatonal y una de las calles más animadas de Dublín, donde se encuentran las mejores tiendas de la ciudad. En ella abundan una gran cantidad de músicos callejeros y artistas de todos los estilos que animan a los transeúntes. También se encuentran muchos pubs, cafés, restaurantes… Al final de esta calle se llega al parque de St Stephen’s Green, que es público, abarcando casi nueve hectáreas de extensión. El parque contiene unos preciosos jardines que fueron diseñados en el 1880, que rodean un gran lago artificial muy poblado de peces y patos. Hacía bastante calor, aquí estuvimos descansando un buen rato, en un banco que estaba en la sombra para coger fuerzas para continuar la ruta de la visita a Dublín.

Seguimos el recorrido hasta la Saint Patrick’s Cathedral, en la que para poder visitar su interior se tiene de pagar una entrada de 6,00 €. Esta es la catedral anglicana más importante de Irlanda, fue construida por los normandos en el mismo lugar que ocupaba un antiguo templo del siglo V. Se le atribuye al nombre de San Patricio, porque los primeros habitantes de la zona fueron convertidos al cristianismo por este santo. En el siglo XIII la catedral sufrió un incendio que quedo destruida por completo. En este mismo siglo fue reconstruida en su totalidad, dándole a la catedral un estilo gótico. A lo largo de los siglos ha sufrido diversas remodelaciones. El interior de la catedral está bien y creo que es interesante verla, todo y que me lleve una cierta decepción, ya que me pareció en vez de una catedral un mercado, ya que han habilitado ciertas zonas del interior para la venta de recuerdos turísticos.

 Museo-atracción Guinness Storehouse y el barrio Vikingo 

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Guinness Storehouse – 6140

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Barrio Vikingo – 6161

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Guinness Storehouse – 614587

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Barrio Vikingo – 6161

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Dublinia – 615

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Músicos en el barrio Vikingo – 6159

Después de visitar la catedral, nos encaminamos para visitar el Guinness Storehouse, una de los lugares más visitados de Irlanda. Queda un poco a las fueras del centro de Dublín, pero desde la catedral esta a media hora andando. Cuando llegamos al Guinness Storehouse. ya vimos que nos tocaría hacer cola para entrar, en fin, es lo que pasa cuando visitas estos sitios. Estuvimos una media hora para entrar y tuvimos que pagar 16,50 € cada uno, no es nada barato.

El museo-atracción Guinness Storehouse, actualmente es el centro turístico más visitado de Irlanda, lo curioso es que es un edificio con forma de pinta de cerveza, que está justo al lado del centro de producción de la Guinness, que ocupa 26 hectáreas de extensión. Desde este centro de producción de cerveza exportan a todo el mundo.

La Storehouse o museo-atracción, dispone de una planta baja y de cinco plantas más, en la que se sigue un recorrido por cada una de ellas. La quinta planta, es un recinto acristalado que le llaman el Gravity Bar, donde hay un restaurante y un bar, en el que se puede apreciar unas vistas impresionantes de 360.º de la ciudad de Dublín.

En el recorrido por las primeras plantas, te explican la historia del contrato de arrendamiento por el que Arthur Guiness alquilo la cervecería St. Jame’s Gate en 1759 y la historia que prosiguió hasta la actualidad. En la segunda planta, que es la más interesante, explican los ingredientes de la cerveza y el procesado de su elaboración. En las siguientes plantas, exponen diferentes maquinarias que utilizan o que utilizaron para su elaboración. Te enseñan la manera de degustar mejor una Guinness, obsequiándote con una. Existe también una exposición de los diferentes carteles y campañas de publicidad, que ha realizado la marca, en las diferentes épocas. Todo ello con un estilo muy americano, con muchos audiovisuales y con la posibilidad de tocar y probar todo. No está mal es divertido.

Una vez visitado el Guinness Storehouse, volvimos al centro de Dublín por la Cornmarket Street, hasta la Christ Church Cathedral y la Dublinia St Michael’s, donde las vimos por fuera. No las visitamos ya que nos apetecía más conocer el barrio Medieval/Vikingo y sentarnos en alguna terraza, para comer alguna cosa y descansar.

Después de descansar un buen rato en una terraza, amenizados por dos chicas que tocaban música delante de nosotros, decidimos callejear el barrio que estaba súper animado, con una buena cantidad de gente y de músicos callejeros. Es una zona donde abundan una buena cantidad de pubs y restaurantes, es uno de los centros de más concentración de gente joven de Dublín.

Seguimos el camino hasta la Tara St Station, bordeando el rio Liffey, por el lado norte hasta la O’Connell Street, donde abundan una buena cantidad de tiendas de lujo. Siguiendo por la Abbey Street y cruzando otra vez el rio llegamos a la Tara St Station, donde cogimos el tren de vuelta a Greystones, para coger el coche y volver al Hillview B&B, donde pasamos la última noche en Irlanda.

 Bay 

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Playa de Bray – 6169

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Camino costero Bray – 6192

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Camino costero Bray

Al día siguiente, teníamos de estar en el aeropuerto a la una del medio día, para devolver el coche alquilado y coger el avión a Barcelona. Como nos quedaban unas horas para visitar alguna cosa, decidimos visitar Bray y hacer un recorrido por un camino costero que vimos desde el tren, que nos pareció bonito. Después de desayunar y despedirnos del amable señor del Hillview B&B, fuimos a Bray y tranquilamente paseamos por el camino comentado y descansamos en la playa hasta las doce y media del mediodía.

Llegamos al aeropuerto del Prat, sin ninguna novedad en el viaje, muy contentos del viaje que habíamos realizado y quizás un poco apenados de no haber tenido más tiempo para ver Dublín. Esperemos realizarlo en un próximo viaje a Irlanda, para ver el norte de la isla.

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