Un recorrido por un camino que sigue la costa entre acantilados, prados de brezos verdes con flores, playas preciosas de arena fina, faros y fortificaciones.
Este fue lo primero que visitamos el primer día de nuestra estancia en la Bretaña norte, después de dos días empleados para cruzar Francia de sur a norte desde Catalunya. Estábamos cansados de coche y lo que más ansiábamos era caminar y conocer cuanto antes la zona y los alrededores del apartamento que habíamos alquilado en Planguenoual para residir una semana y como punto de partida para visitar los diferentes lugares de la costa norte de la Bretaña.
La primera impresión que tuvimos al pisar por primera vez esta preciosa región es que de este viaje nos íbamos a llevar grandísimos recuerdos, como así fue. Teníamos programado pasar siete días recorriendo la costa norte y otros siete días para recorrer la costa oeste-sur de la Bretaña. El apartamento Les Alouettes de Planguenoual, superaba con creces las expectativas que le habíamos puesto, dado que estaba situado en una buhardilla de una casa de estilo bretona, situada a las afueras de Planguenoual, encima de los acantilados con unas vistas preciosas de la bahía de Saint Brieuc. Los propietarios del apartamento, los siete días que estuvimos, nos trataron como amigos de toda la vida, con una gran cantidad de atenciones y detalles. Adjunto una imagen de la casa y algunas vistas de las puestas de sol que disfrutamos desde la buhardilla.
Costa de Pléneuf-Val-André
Estuario del rió La Flora – 1541
Vista Bahía Saint Brieuc – 1549
Acantilados costa Val Andrré – 1551
Vista playa costa Val Andrré – 1562
Val André – 1554
Estuario del rio La Flora – 1565
El recorrido lo empezamos desde el puerto de Dahouët, un puerto que está situado en el estuario del rio La Flora, donde las embarcaciones quedan muy bien protegidas de las tormentas de esta zona. En siglo XII, Dahouët fue un activo puerto comercial ya que acogía los grandes barcos de aquella época que pescaban en Terranova e Islandia. Actualmente es un puerto deportivo, con una pequeña parte de barcos que se dedican a la pesca de cercanía. Lo que sí ha conservado el pueblo es el estilo de casas que construyeron los armadores de los barcos de pesca de aquella época, siendo una zona urbana que tiene un encanto especial.
En la punta norte del puerto, existe un camino que lleva al oratorio de Notre-Dame de la Guardia, que preside el puerto, donde empieza un camino que bordea los acantilados hasta la playa de Pléneuf-Val-André. En este recorrido podremos apreciar en primer lugar unas preciosas panorámicas del puerto de Dahouët, la bahía de St. Brieuc y la desembocadura del rio de La Flora. A medida que vayamos avanzando subiremos y bajaremos diferentes acantilados en el que descubriremos pequeñas playas, todo ello entre flores amarillas y brezos de color verde, que con el color turquesa del mar componen un paisaje espectacular. Encontraremos a la mitad del camino, en la punta más al norte, la gran torre de vigilancia que se puede visitar. Siguiendo el camino se puede apreciar una bella panorámica de la bahía de Anse du Pisso, en la que el camino la bordea por encima de los acantilados, para llegar a la gran playa de Val-André.
La playa de Val-André es una playa que tiene 2, 5 km de arena fina, que está considerada una de las mejores playas de la costa norte de la Bretaña, en la que en pleno verano está llena de turistas. Bordeando toda la playa pudimos llegar a la punta de Pléneuf, en la que pudimos ver unas vistas del islote de la Verdelet, que es una reserva ornitológica de gran importancia. Para volver recorrimos a la inversa todo el camino descrito, hasta el puerto Dahouët, para recoger el coche y volver al apartamento, donde queríamos comer alguna cosa y descansar un poquito. Por la tarde después de reponer fuerzas nos dispusimos a visitar el Cap Fréhel y el Fort La Latte, que quedaba a muy pocos kilómetros del apartamento de Planguenoual.
Cap Fréhel
Faro de Fréhel – 1569
Vista faros de Fréhel -1568
Faros de Fréhel – 1567
Roca de la Grande Fauconnière – 1581
Vista acantilados Fréhel – 1584
Vista faro de Fréhel – 1590
Para ir al cabo de Fréhel fuimos a través de la carretera D786, con dirección a la población de Fréhel, donde a partir de esta población se encuentra un cruce con la carretera D117, que lleva directamente hasta la punta del cabo, que está a unos ocho kilómetros.
Toda la zona de la punta del cabo está protegida, dado que es una reserva ornitológica muy importante, aparte de tener una gran extensión de variedades botánicas de brezos costeros y tojos. La punta del cabo es un gran acantilado, donde en el punto más alto esta a unos setenta metros respecto al mar, donde se encuentran los dos faros.
El faro más pequeño que también se le conoce la baliza de Vauban, es una torre cilíndrica que está unida a otra torre semicilíndrica de igual altura construida con mampostería de piedra. Se construyó en el año 1702, por el ingeniero Simeón Garangeau, para proteger la zona de los ataques británicos. Dejó de utilizarse después de la construcción de un segundo faro, a pocos metros de distancia, en el año 1847, que fue destruido por los alemanes en el año 1944. En el lugar donde fue destruido este faro, en los años 1946-1950 se construyó uno de nuevo que es el actual, que consta de un edificio en forma de U y una torre central cuadrada. La torre tiene una altura aproximada de 30 metros, que se puede visitar.
Recomiendo dar un buen paseo por el borde del acantilado, donde podremos ver unas preciosas panorámicas de la costa, que destaca por la combinación de los colores rosa de sus rocas, el amarillo de los tojos, el verde de los brezos y el esmeralda del mar. También podremos admirar la enorme roca de la Grande Fauconnière. Que es una roca en forma de torre inclinada, donde alberga una enorme cantidad de aves marinas, que residen en ella.
Después de la visita al cabo Fréhel, nos pusimos en camino para visitar el fuerte la Latte que está a cuatro kilómetros al este en otra punta de la costa.
Fort la Latte
Vista desde el alto torre – 160
Fort La Latte – 1592
Patio Fort La Latte – 1594
Fort La Latte – 1596
Vista desde el alto torre – 1607
Patio Fort La Latte – 1611
El aparcamiento para visitar el castillo está a unos ochocientos metros antes de este, o sea, que para llegar se tiene andar un poquito por un camino de una zona boscosa de brezos, muy altos, en la que al final de una bajada se encuentra el castillo encima del acantilado. La entrada cuesta 5.70 € para los adultos y el horario es de 10,30 h a 18,00 h.
El castillo fue construido en el siglo XIII, en el punto estratégico de una pequeña península que está en la punta este de la bahía Fresnayer, donde podían visualizar y controlar todo el movimiento de barcos que circulaban para poder proteger el puerto de Sant Malo. La fortaleza se alza sobre un acantilado que le resguarda de los posibles ataques que pudiera recibir desde el mar.
Para acceder al castillo se tiene que cruzar dos puertas, una exterior que tiene un puente levadizo que accede a un patio fortificado con algunos cañones, que al fondo tiene otra puerta también con puente levadizo y barbacana de protección que permite acceder al interior del castillo.
Este acceso da entrada al patio interior del castillo, que desde este punto nos permite visitar las murallas, la torre del Homenaje, en la que recomiendo subirse hasta arriba de todo, ya que las vistas que se ven desde allí son espectaculares. También existe una mazmorra que antiguamente para acceder a ella, había también un puente levadizo, que fue sustituido por una escalera. El castillo está muy bien cuidado y se puede visitar una buena parte de él, ya que alguna parte está habitado.
Por ser nuestro primer día de visita de la Bretaña, nos quedamos muy satisfechos de lo que habíamos visto. Creo que vale pena dedicarle un día a visitar toda esta zona.