Un pequeño puerto de pescadores que nos robó el corazón, es de aquellos rincones que cuando te hablan de pescadores del mar, te acuerdas de él.
Después de pasar siete días visitando la zona norte de la Bretaña, había llegado el momento de cambiar de alojamiento para visitar la zona sud-oeste de la Bretaña, los próximos siete días. Después de despedirnos de los propietarios del apartamento de Planguenoual, muy a pesar nuestro y también de ellos, que nos insistían en que nos quedáramos más días, cogimos rumbo hacia Le Pouldu, donde teníamos reservado un apartamento. El viaje de Planguenoual a Le Pouldu tiene un recorrido de aproximadamente 135 km, en el que es necesario cruzar la Bretaña de norte a Sur.
Para aprovechar el viaje, queríamos visitar algún sitio por el camino antes de llegar, pero una carrera de ciclistas que nos encontramos por el camino, nos complicó el viaje. Nos retuvieron parados un buen rato y luego, debido a que aun tardarían más de una hora en reabrir la carretera, nos desviaron de la ruta prevista, por una serie carreteras secundarias que hizo que nos perdiéramos, para que después de unos cuantos kilómetros dando vueltas, llegamos otra vez al sitio que nos habían cortado el paso. Por suerte ya casi terminaban y nos dejaron seguir a los últimos ciclistas, lo que nos acarreo realizar unos cuantos kilómetros a una velocidad muy lenta, dado que no los pudimos adelantar hasta Mür de Bretagane.
Desde este pueblo nos desviamos para visitar el lago Guerlédan, que se encontraba a pocos kilómetros. Cuando llegamos al lago, nos encontramos con la sorpresa de que el lago estaba completamente vacío, debido a una reparación que estaban realizando en su presa. O sea, que nos quedamos con el gozo en un pozo, una lástima ya que el sitio está indicado como una zona de gran interés turístico. Vació no tenía mucha gracia por lo cual decidimos continuar la ruta hacia Le Pouldu.
Playa de Le Pouldu
Playa de Le Pouldu – 1879
Acantilado de Le Pouldu – 1883
Puesta de sol, Le Pouldu – 1979
Vista Doélan – 1894
Vista Doélan – 1895
Apartamento Le Pouldu – 2176
Puerto de Doëlan y recorridopor el sendero de los acantilados de Le Pouldu
Puerto de Doëlan – 1887
Vista puerto Doëlan – 1896
Puerto de Doëlan – 4020
Puerto de Doëlan – 40241
Puerto de Doëlan – 2172
Puerto de Doëlan – 2173
Al día siguiente que era domingo, decidimos dedicarlo a conocer la zona del entorno, lo primero que hicimos es ir a Clohars-Carnoët, para comprar algunas provisiones y pan, y de paso conocer la ciudad. Clohars-Carnoët, queda a unos tres kilómetros, pertenece al departamento de Finisterre y está situada entre los estuarios de Doëlan y el rio La Laïta que separa los departamentos de la Bretaña de Finisterre y Morbihan.
Clohars-Carnoët, es el centro comercial y de servicios de la zona, mayoritariamente vive del entorno agrícola, en el que destacan los vergeles de manzanos, en la que elaboran la sidra. En verano, tienen un aumento considerable de residentes en las zonas de la playa y de turistas, que le dan mucha vida al pueblo. Como monumentos importantes tiene la Abadía Saint-Maurice de Carnoët, en el que visitamos su exterior, en el que vale la pena darse un paseo. El interior de la Abadía, nos pareció que pagar lo que pedían no valía la pena.
A continuación, fuimos a visitar el Puerto de Doëlan, que nos robo el corazón. Ya que es un puerto pesquero encantador que está situado en el estrecho y profundo estuario de su mismo nombre, protegido por un dique que resguarda las embarcaciones de los temporales del océano atlántico. Las orillas del estuario están pobladas de preciosas casas blancas escalonadas en cada una de las laderas, pobladas de vegetación y arboles que hacen del puerto un rincón espectacular. En la orilla derecha de la entrada del puerto existe un faro de color blanco y verde que guía a las embarcaciones en su entrada al puerto. En la ladera izquierda, en la parte alta junto a las casas existe otro faro de color rojo y blanco. Al fondo de la ría existen dos puentes que permiten cruzar la ría de un lado a otro.
Actualmente el puerto de Doëlan, dispone de unas doce embarcaciones de pesca y unos trescientos amarres deportivos. En siglo XIX, el puerto de Doëlan, llegó a ser un puerto muy importante, sobre todo por la pesca de la sardina, en la que daban trabajo a más de trescientos trabajadores, en sus cuatro fabricas conserveras que estaban instaladas en el puerto. Actualmente aun se pueden distinguir los restos de la conservera del Capitán Cork, que fue la última en desaparecer del puerto, para situarse en Clohars-Carnoët.
Cada día de las dos a las cinco de la tarde, junto al dique de la entrada al puerto se organiza un mercado en el que se puede adquirir pescado y marisco recién pescado. También en las laderas de la ría, se encuentran varios restaurantes en el que ofrecen una variedad de platos de pescado y marisco proveídos de la pesca que aportan las embarcaciones del puerto.
Después visitar el puerto de Doëlan, cogimos un sendero por la parte derecha de la entrada al puerto, en la que pudimos realizar una preciosa excursión por los acantilados que nos llevó hasta las playas grandes de Le Pouldu. En este recorrido se pueden apreciar unas vistas de preciosos rincones que forman los acantilados que convergen a pequeñas calas salvajes. Desde estos acantilados, se puede divisar la isla de Groix.
El resto del día lo dedicamos a descansar y a disfrutar de un buen baño en la playa de Le Poldu.